En los tiempos que corren, parece ser que la palabra ahorro se ha borrado del vocabulario de las personas como nosotros; si ya es difícil sobrevivir día a día no queremos ni imaginar qué deberíamos hacer para ahorrar algo para mañana. Sin embargo, no hay nada imposible en el mundo, por poco probable que sea. Una de las facturas más altas en la mayoría de las casas es la de la luz; por ello, para «ahorrar» en ella, ponemos a tu disposición algunos trucos que puedes poner en marcha en tu cocina:
- Cuando vayas a cocinar, usa los recursos en este orden: microondas, olla a presión y horno; el horno es el electrodoméstico que más energía consume.
- Para aprovechar al máximo el calor cuando cocinas, utiliza recipientes que sean más grandes que el fuego donde los vas a colocar; de esta manera, no desperdiciarás calor.
- Si tienes una cocina eléctrica, usa ollas, sartenes y cazos con fondo grueso difusor para lograr una temperatura más homogénea en todo el recipiente.
- Las ollas a presión súper rápidas ahorran energía y tiempo.
- Durante la cocción, tapa las ollas y cazos; la comida se hará antes.
- Apaga la vitrocerámica 5 minutos antes de terminar la cocción; aprovecharás el calor residual (este truco no funciona para vitrocerámicas de inducción).
- Al utilizar el horno, intenta cocinar el mayor número de alimentos posible de una sola vez.
- Cada vez que abres el horno, se pierde un 20% del calor acumulado en el interior; intenta no abrirlo de forma innecesaria.
- Para los horneados de más de una hora, no es necesario precalentar el horno.
- Tapa las cacerolas y cazos durante la cocción y baja el fuego al mínimo una vez que comience a hervir; gastarás menos.
- Si cortas los alimentos en trozos pequeños, tardarán menos en cocinarse.
- Cuando la receta lo permita, usa el microondas, ya que gasta un 70% menos de energía que el horno.
- Descongela los alimentos en el frigorífico; de esta manera aprovecharás el frío que emiten, además de ser más saludable.
- Abre las puertas del frigorífico el menor número de veces durante el menor tiempo posible.
- La temperatura ideal para el frigorífico es de 6ºC y para el congelador -18ºC; ajusta el termostato y ahorrarás energía.
Parece complicado pero no es así; en cuanto te acostumbres a ello verás tus facturas reducirse.